Yo no estoy atada a ti, pero no me quiero alejar.

Escarbando en el pasado, me di cuenta que me deslicé por caminos equivocados, que irnoía, ahora puedo observar que persistía en una lucha que no ganaría jamás.
El dolor de la conciencia es irremediable al parecer, el pensamiento humano está constituido en las mismas palabras que nuestra conciencia, seguro estoy que sobrepasé el límite de la libertad.
En ocasiones, se adueña de mi una rara inquietud, ¿porque ahora que estoy dispuesta a emprender el camino espinoso  de la disciplina humana, he sentido embriagada el alma? he sentido mi cuerpo mutilado por los latigazos de mi culpa, intento rechazar el dolor que me causan los errores, creo que cuando uno se ve derrotado, culpa al destino para alivianar la carda de la desdicha, se muy bien que muchos pensarán que lo  he perdido todo, tontos, ahora tengo mas que perder, pues soy mejor persona, nunca se pierde todo porque la vida siempre guarda una oportunidad para cada uno de nosotros.
Reconozco que he derramado lágrimas, las he sentido rodar sobre mi cuerpo, surcando cada uno de mis poros que con tristeza observan como se dilullen al paso, pero mi alma no me desampara, me ayuda fortaleciendo la magia de sobrevivir ante la peor situación.
El llanto emana cuando existe dolor, pero para mi el dolor no es físico porque mi cuerpo se encuentra sofocado y pisoteado por el rencor, me enciende el solo hecho de aceptarlo; El calendario se desnuda frente a mi, mostrándome sus fechas que pasan riéndose con libertinaje, no le doy importancia, para no mostrarle que el único que se muere es el, porque los días no resucitan, los veo caer, se desintegran con el paso del tiempo, como una prenda que después de ser usada, se vuelve vulnerable al menos esfuerzo.
Cuando la ansiedad intenta ayanarme, pienso, soy libre, libre de pensar, de imaginar, de amar, en otras ocasiones, he sentido en mi espalda como me asecha la desesperación más no le doy prorroga, cuando se ve derrotada, improvisa, pero no tiene la fuerza suficiente para penetrar en mi, porque se enfrentaría al guerrero de mi alma, que la destruiría de un solo golpe.
Escucho los pasos de la esperanza, se mantiene cautelosa, trata de que no la vea, es astuta, viene acompañada de una sorpresa, creo que pone a prueba de mi fe, quiere llegar de sorpresa, trato de no anhelarla demasiado, para que no se de cuenta de que la estoy esperando, pero ni siquiera se imagino con que ganas la recibiré.